10. Alfonso Vallejo
10.1. Obras sometidas a
censura
A partir
de la Transición se cierra el período de ostracismo que habían supuesto los
años anteriores para este autor y comienzan a sucederse premios y estrenos en
su carrera: en 1977 El desguace recibe el Lope de Vega, un año después de que Ácido sulfúrico alcanzara un accésit en el mismo; en
1978 A
tumba abierta es
galardonado con el Tirso de Molina; en 1981, El cero transparente recibe el Fastenrath de la Real Academia Española. También en este período consigue estrenar en
Madrid con cierta regularidad: en 1980 estrena El cero transparente, dirigida por William Layton;
en 1981, Ácido sulfúrico, dirigida
por Antonio Corencia; en 1983, la ópera Kiu, con música
de Luis de Pablo, basada en El cero
transparente; en 1984, Orquídeas y
panteras, dirigida por W. Layton; en
1987, A
tumba abierta, en
el Círculo de Bellas Artes, y en ese mismo año estrena Gaviotas subterráneas en la Sala Olimpia de Madrid.
Desde
1973, Vallejo había decidido traducir su obra al inglés y dar a conocer su
trabajo fuera de España, dada la imposibilidad de hacerlo en su país; su primer
estreno internacional fue el de Fly-By (1977). Posteriormente, títulos como Scalp and Dreams (‘Eclipse’), The legal machine o El cero transparente fueron
estrenados en Nueva York, Caracas y Londres. Al año
siguiente del estreno londinense de El
cero transparente, la obra se estrenaba en España
[1]
.
En
estos años Alfonso Vallejo escribe las piezas Latidos, Ácido sufúrico (1975), A tumba abierta, Monólogo para seis voces sin sonido (1976) y El cero transparente (1977),
aunque de ellas sólo consta que pasara por censura Ácido sulfúrico, además de El Rodriguello, ¡Psss...! y El
desguace, escritas en el 74.
El Rodriguello fue prohibida en
junio de 1975, dictamen que pesaría sobre ella hasta febrero del año siguiente.
A juzgar por la fecha y por el hecho de que se presentaran tres textos suyos
simultáneamente (¡Psss…!, El desguace y el que nos ocupa), es
muy posible que se presentara para el Festival de Sitges (en el que era
bastante frecuente someter a censura varios textos de cada autor, en previsión
de posibles prohibiciones). La obra fue autorizada en febrero de 1976, sin que
se especifiquen las condiciones, ya que su expediente se encuentra incompleto.
Únicamente
se conserva el libreto, que tiene fragmentos subrayados en muchas de sus
páginas. La mayoría son alusiones de tipo sexual, aunque también las hay de
tipo escatológico, palabras consideradas malsonantes, además de alusiones de
tipo religioso, e incluso alguna de tipo político
[2]
.
El 1
de julio de 1975, tan solo cuatro días después que la anterior, fue prohibida ¡Psss…! Únicamente se conserva el ejemplar de
censura, que tiene fragmentos tachados en tres de sus páginas, en este caso de
tipo político y religioso
[3]
.
El
expediente de El desguace no se encuentra en el Archivo. Por su numeración,
debió ser presentada al mismo tiempo que las dos anteriores, y según se indica
en la ficha del autor, fue autorizada el 1 de julio de 1975, el mismo día en
que se prohibió la anterior. En este caso, ni siquiera se ha conservado el
libreto censurado.
Dos
años después, se presentaba Ácido sulfúrico, que se autorizó en
junio de 1977, en un plazo presumiblemente breve, según se deduce de su número
de expediente. En este caso, se conserva el libreto, en el que no se han
realizado tachaduras ni correcciones. Su estreno absoluto tuvo lugar en la
RESAD, dirigido por William Layton, y no se estrenó
en régimen comercial hasta 1981, en que fue puesta en escena por Antonio Corencia en el teatro Martín de Madrid.
[1]
En una entrevista
publicada en ABC a raíz de este
estreno, el autor explicaba su estrategia: “Cuando empecé a escribir, me dije:
“Voy a esperar quince años. Si al cabo de esos quince años no me han hecho caso
en España, lo intentaré fuera”. Así fue. Desde hace cinco años emprendí una
aventura que en el fondo, aunque haya sido dura, me ha parecido apasionante:
romper el círculo de protección del teatro americano, inglés y alemán, y
estrenar allí siendo autor no estrenado en mi país. Lo he conseguido, y esto me
ha producido cierta satisfacción. He conseguido demostrar que existo”. (A. Laborda, “Alfonso Vallejo: un autor español sólo para
extranjeros”, ABC, 20-X-1979).
[2]
Entre ellas: “no
me fecunde, Profesor, por lo que más quiera; podría salir cualquier cosa... una
culebra quizás” (pág. 1); “(le enseña un pecho)” (pág. 4), “con sus
testículos hábilmente dispuestos en la nuca de una señorita... con... con todo
su vello pubiano extendido... abierto en el cuello como una bufanda...” (pág. 9); “se bajará los pantalones” (pág. 10); “con sus tetitas al aire” (pág. 13); “te has cagado” (pág. 33); “mucho antes de que
usted se metiera a puta” (pág. 2), “gilipoyas” (pág. 3), “cortarme los huevos” (pág. 3), “mierda”
(pág. 6), “coño” (pág. 11),
“leche” (pág. 15), “al carajo”
(pág. 15); “en el nombre del Padre, del Hijo y del Espíritu Santo” (pág. 8), “utilizaré el privilegio eclesiástico” (pág. 8); “ha mordido a varios del Consejo de Estado” (pág. 17), “¡Revolución!” (pág. 22).
[3]
Entre ellas:
“[¡Viva la Democracia!... ¡Viva el Humanismo!...] ¡Viva la Virgen María!” (pág. 21); “diles que esto es una mierda de régimen!” (pág. 24); “¡Que no creía en Dios!” (pág. 28).