15. Salvador Távora
15.1. Obras sometidas a
censura
En esta época se presentan a censura Los palos y Herramientas, cuyos expedientes se encuentran incompletos. Según
consta en el fichero del AGA, Los palos se autorizó el 30 de abril
de 1975. Sin embargo, al no conservarse los informes de los censores ni la
resolución final, no podemos conocer los detalles de este dictamen. En su
artículo sobre la trayectoria del grupo sevillano, Rosalía Gómez señala que,
cuando se estrenó la obra en el X Festival de Teatro de Nancy, el 7 de mayo de
1975, “sin estar prohibida explícitamente, no había sido autorizada en España”
[1]
.
Sin embargo, José Monleón, que estuvo implicado en
este montaje, al referirse a él en un balance sobre el año teatral 1975, se
limitaba a señalar que la censura lo había autorizado
[2]
.
Algunos de los fragmentos subrayados en el libreto hacen alusión a las
“banderas republicanas” (pág. 1) —de las que, como ya
se dijo, Rosalía Gómez comentaba que durante las funciones los censores
cuidaron de que se cambiara este adjetivo por “gitanas”—, a ciertas
detenciones, al autoritarismo de los “señoritos”
andaluces y a la pasividad de las clases humildes
[3]
.
Cuando esta obra se estrenó en España, el crítico y
censor Díez Crespo mostró su aceptación y reconocimiento hacia el espectáculo:
señalaba que “La Cuadra de Sevilla no surgió para ofrecer el cante como juerga
trasnochada, sino como drama colectivo expresado por individualidades, como
‘soledades juntas’”
[4]
.
Herramientas se
presentó a censura a finales de mayo de 1977 y fue autorizada, aunque no se
indica en qué fecha. En el expediente sólo se conserva un libreto sin
tachaduras. Esta obra se estrenó en el Festival Internacional de Nancy en abril
de 1977, y en un colegio Mayor de Madrid al año siguiente.
[1]
R. Gómez, 1988, pág. 23.
[2]
J. Monleón, 1976b, pág. 59.
[3]
Entre ellas: “El
día aquel que llegaron / los que me hicieron callar / y a mi pare se llevaron”
(pág. 2); “Desde hace años / Ud. manda en la sierra /
y en los rebaños. / Y con poderes / Ud. manda en los hombres / y en las
mujeres” (pág. 4); “Ay del pobre que espere / que lo
levanten, / ay de los que no puean / alevantarse” (pág. 3). Hay además
algunos fragmentos junto a los cuales los censores hicieron un signo de
interrogación, posiblemente dudando si habría que autorizarlos: “A la luz de
una vela / me quiero ver / antes de no poderme / poner de pie” (pág. 3); “Moraítas las espaldas / tengo de tanto aguantar /
que los palos que me dieron / me los dieron sin parar. / Yo le pido a Dios que cresca / la yerba por las vereas / pa que mis cabras coman
/ es lo único que quea” (pág. 4).
[4]
Crítica publicada
en El Alcázar, citada por Manuel
Pérez, 1998, pág. 496.