11. José Sanchis Sinisterra
Aunque
se le suele situar como dramaturgo de la Transición, los inicios de Sanchis Sinisterra en el teatro
se remontan a finales de los años cincuenta. Tal como se recoge en la amplia
cronología elaborada por Santiago Fontevila
[1]
,
sus inicios están vinculados al TEU de Filosofía y Letras de la Universidad de
Valencia, al que se incorpora como director en 1957, año en que también inicia
su actividad como dramaturgo. Durante esta época, se muestra partidario de un
teatro comprometido, en términos afines a las tesis de la izquierda más
ortodoxa, tal como muestran sus declaraciones de estos años en revistas como Primer Acto:
El teatro por el teatro, como el arte
por el arte, no tiene nada que hacer en un mundo de exigencias inmediatas y
urgentes, y, muy especialmente, nuestra sociedad necesita de una seria revisión
de todas sus creaciones ideológicas desde la perspectiva enriquecedora de una
sociología objetiva
[2]
.
Para
este dramaturgo, la censura constituía un problema fundamental del teatro
español. Así lo demuestra en el trabajo titulado significativamente “Las
dependencias del teatro independiente”, donde señala “en primer lugar, y como
condicionamiento máximo pero insuperable desde el terreno estrictamente
teatral, las dependencias políticas” y algo después centra su crítica en la
existencia de la censura:
Instrumento concreto de la
superestructura política en su directa acción sobre el teatro, la censura es al
mismo tiempo la expresión de una impotencia, de una inseguridad, de un miedo.
Pero no por ello contribuye menos a esterilizar en muchos casos las
posibilidades críticas o simplemente intelectuales de cualquier actividad
cultural, tanto más en aquellas que, como el teatro, necesitan para su plena
realización de un amplio margen de libertad, de independencia. En tanto no
desaparezcan las condiciones objetivas que exigen la existencia de tal
instrumento, más perjudicial cuanto menos se perfilan sus atribuciones y criterios,
no será posible atribuir a ningún grupo la denominación de teatro independiente
más que en un sentido muy relativo
[3]
.
A
pesar de ello, la censura no fue un factor determinante en su trayectoria, pues
la mayoría de sus textos no llegaron a ser presentados, y los presentados no
fueron prohibidos. Las razones del desfase entre el número de textos escritos
(un total de once, entre originales y adaptaciones) y los estrenados (cinco)
habría que buscarlas por otros caminos.
11.1. Valoración de su obra
por los censores
Los
informes sobre Tú, no importa quién,
única obra de la que disponemos de esta documentación, no muestran una actitud
adversa por parte de los censores ante este teatro; antes al contrario, uno de
ellos señaló que la obra encerraba “un mensaje aceptable”; y en cuanto a su
valor artístico, otro vocal alabó tanto la calidad de su escritura como la
propuesta escénica.
11.2. Obras sometidas a
censura
Según
la información consultada en el Archivo, únicamente se presentaron a censura
una obra original de este autor (Tú no
importa quién) y una adaptación (La
leyenda de Gilgamesh, anónimo), siendo ambas
autorizadas. Del resto de piezas escritas por el dramaturgo en este período no
hay constancia de que llegaran a ser presentadas: Midas (1963), Demasiado frío (1965), Prometeo no (1970), Algo así como Hamlet (1970), Testigo de poco (1973), Tendenciosa manipulación de La Celestina de
Fernando de Rojas (1974) y La Edad
Media va a empezar (1976)
[4]
;
a pesar de que algunas de ellas se representaron (concretamente, Midas, estrenada en 1964 por el Grupo de
Estudios Dramáticos de Valencia, y La
Edad Media va a empezar, realizada en 1977 por la Asamblea d’actors y directors de Barcelona). Una vez más, nos encontramos ante
la duda de si se hicieron sin pasar por este control o bien fueron enjuiciadas
por los delegados provinciales, aunque no llegara a crearse expediente de
censura de estas obras, opción esta última que parece la más probable.
Presentada
por la compañía “Aorta”, de la Escuela de Ayudantes Técnicos Sanitarios de
Alicante, con el fin de representarla en el Teatro Frente de Juventudes de
Alicante, Tú no importa quién se
autorizó para mayores de 18 años, sin cortes, e incluso con posibilidad de ser
emitida por radio, con la única condición del visado del ensayo general, en
febrero de 1970. Ninguno de los tres censores que la enjuiciaron encontró
problemas de tipo político. Para F. Muelas, no había en ella “nada objetable”.
El religioso Jesús Cea no sólo no encontró un mensaje
revolucionario, sino que consideró que encerraba “un mensaje aceptable y
positivo”: el de que “El mundo hay que transformarlo en compañía de los demás,
desde adentro”, y señaló que en esta obra “la rebeldía es tratada desde un
punto de vista aceptable, humano”. Únicamente Nieves Sunyer advirtió: “¡Ojo con las intervenciones del director al final! y el ‘tono’ de
las situaciones”. Tampoco los juicios de tipo estético fueron adversos: F.
Muelas destacó su “montaje escénico muy novedoso”, y añadió: “La obra no carece
de originalidad y está limpiamente escrita”.
A
pesar de que se autorizó sin cortes, el libreto tiene tachaduras en catorce de
sus páginas. Algunas de las frases señaladas eran invitaciones a actuar y
abandonar la actitud de resignación
[5]
.
Ya
en la Transición (marzo de 1978), cuando la censura estaba a punto de
desaparecer se presenta a censura La
leyenda de Gilgamesh, adaptación de una obra
anónima, que se autorizó tras un breve proceso, aunque desconocemos las
condiciones, pues su expediente está incompleto. Únicamente se conserva el
libreto, que no presenta tachaduras ni correcciones.